Una tragedia que se pudo evitar


Por: Diana Márquez

                                Imagen tomada del periódico El Tiempo

El escenario era contradictorio: el día pasó de soleado a gris en cuestión de segundos. El cielo azul, protagonista de los grandes espectáculos y maniobras que realiza la Fuerza Aérea cada año para culminar la Feria de las Flores, en Medellín, terminó siendo cómplice de una tragedia inimaginable. Lo que debería haber enmarcado un alegre y victorioso final, terminó convirtiéndose en una pesadilla y simbolizando el final de los días de dos soldados: el técnico subjefe Jesús Mosquera y técnico cuarto Sebastián Gamboa, al caer desde el helicóptero cuando realizaban una demostración aérea en el Desfile de Silleteros.
Por alguna extraña razón, cuando suceden tragedias de esta magnitud, paradójicamente, empezamos a reflexionar y valorar mucho más nuestra propia vida. Y sí, aunque no debería ser lo correcto, sucesos como estos, tan ajenos, pero a la misma vez tan nuestros, nos muestran que somos igual de frágiles e inestables que la cuerda de la que iban colgados estos soldados. Sobre lo ocurrido no hay aún una explicación precisa, sin embargo, este tipo de cuerdas son muy difícil de romperse, por lo que, quizá, las víctimas se sintieron confiadas y accedieron a colgarse de ella, desconociendo su trágico final. No obstante, los errores humanos existen y aunque no trataré de buscar respuestas por mí misma, supondré que la cuerda se desprendió porque quedó mal amarrada. 
Y es que, al analizar la situación, el panorama se vuelve muy confuso, pues en Colombia la Fuerza Pública se ha caracterizado por ser muy cuidadosa al realizar estos espectáculos. No es común que este tipo de acontecimientos sucedan, por lo que, a simple vista, las dudas salen a flote. Acusar, señalar y juzgar sería irresponsable de mi parte. Igual de irresponsable y negligente que mandar a dos personas a colgarse de una cuerda mientras un helicóptero se moviliza en el aire, sin protección alguna, arriesgando la vida y retando a la muerte como si fuera un juego.
Por otro lado, si lo que la Fuerza Aérea trataba de mostrarle al país era que son capaces de hacer hasta lo inimaginable, creo que lo lograron: nadie hubiese pensado que podían llegar a burlar el derecho a la vida y la seguridad de dos de sus soldados de la forma en que lo hicieron. Para ser sinceros, no entiendo qué necesidad había de realizar un acto tan peligroso como el de este tipo. Por querer lograr una hazaña, un acto de grandeza y un show espectacular, terminaron mostrando lo ignorantes e inconscientes que fueron, y lo que es peor, llevando consigo el peso de dos muertes.   
Ahora bien, si por el contrario, la demostración aérea hubiese resultado un éxito, también me mantendría en mi posición, porque en ese caso, los soldados tampoco tenían protección, no había medidas de seguridad necesarias y tampoco tenían por qué haberse sometido a este tipo de riesgos. Pero como no estamos hablando de lo que hubiese pasado sino de lo que pasó, habría que añadir que lo sucedido solo permite que se cuestione la reputación, el accionar y la confianza que tenemos en instituciones tan importantes como esta que, se supone, están para salvaguardar y proteger la seguridad y la dignidad del país y de sus ciudadanos.
Después de esta tragedia que, sin duda, siembra el luto nacional, solo puedo sentir desconfianza, rabia e impotencia por lo sucedido, pues si fueron capaces de exponer a dos de sus integrantes de una forma tan peligrosa, no me quiero imaginar hasta qué punto serían capaces de exponer al resto de la sociedad civil.
Estas son tragedias que deberían y pueden evitarse, y aunque el tiempo no se puede devolver y los soldados no pueden volver a la vida, sí tengo claro que murieron con el honor y el orgullo de haber servido a su patria, aunque su muerte haya sido trágica. Sin duda alguna, estos eventos aéreos deberían suspenderse radicalmente, para evitar más pérdidas de esta magnitud. Considero, además, que la Fuerza Aérea y demás instituciones de las Fuerzas Públicas, en honor a estas tristes pérdidas, deberían tomar conciencia y medidas definitivas sobre estas demostraciones. Que en paz descansen, Jesús Mosquera y Sebastián Gamboa.

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